domingo, 9 de diciembre de 2012

De trialeras por el sureste

Crónica de JuanCar
Este fin de semana hemos cambiado radicalmente de zona. Por una vez hemos abandonado nuestras rutas serranas o casi serranas, para ir al este de Madrid, tan cercano como desconocido para la mayoría de nosotros. Quizá no sea una zona tan bonita y con paisajes tan impresionantes como los de la sierra, pero el secarral también tiene su encanto sobre todo si lo visitamos cuando la temperatura no es elevada. Y es que perderse en verano por esta zona debe ser, cuando menos, agobiante.
La propuesta de ruta empezaba en Mejorada del Campo, pasaba por Loeches y tras acercarnos por los cerros cercanos a Torres de la Alameda, volver de nuevo a Loeches para cerrar un primer bucle y volver de nuevo a Mejorada pero pasando por Velilla de San Antonio y las lagunas del río Jarama tan cercanas a los cortados.
Eran las 8:36 de la mañana cuando los vicalvareños aparcábamos ya en la explanada del recinto ferial de Mejorada del Campo. A los pocos minutos se iban incorporando compañeros hasta completar los 13 asistentes que fuimos al final. Lástima que se nos cayeron de la lista algunos compis como Charco, Rai y  Mariaje y Álvaro, éste último por culpa de una molesta ciática.
El caso es que a las 9:00 de la mañana ya estábamos prácticamente listos los 13 de la partida: Jesús (Terminal), Ángel (Arrojo), Rafa (RaFaRu), Efrén (Diabolik), Manuel (Manuelsunn), Rodrigo (Glabre), Rubén (Karpov), Jesús (Agila), Javi (Jablan), Alfonso (Foxi), Alberto (Peke), Fernando (FZarcero) y yo, Juan Carlos (JuanCar). Además, contamos con la visita de Valentín (Valiente), que se acercó a saludarnos ya que nuestro punto de partida coincidía con el del Comando Lechuzos para la jornada de ayer.
Ayer también era un día de celebración: nuestro querido Rafa (RaFaRu) estrenaba su flamanta “búfala negra”, una Focus Raven de 29” que sinceramente es preciosa y que a él le queda como anillo al dedo. Tío, desde aquí te deseamos que la disfrutes con muchísima salud y que te diviertas todo lo que puedas encima de ella, aunque no nos cabe duda de que lo harás.
Así pues, venciendo la bajísima temperatura, y buscando el sol como los caracoles, iniciamos la marcha hacia nuestro primer objetivo del día: llegar hasta Loeches.
No hicimos más que salir de la explanada del recinto ferial dirección al cementerio, cuando al volver la tapia Jablan nos advirtió que ya había pinchado. En realidad más que un pinchazo fue un reventón ya que la cámara estaba rajada: quizá una piedra mal pisada provocó ese extraño pinchazo tan pronto, y es que aún no habíamos recorrido ni un solo kilómetro.
Una vez reparada la rueda, reiniciamos la marcha para enseguida cruzar el puente de lo que en teoría es la autovía M-203 y que yo he dado en llamar “la autovía fantasma” ya que no circula ni un solo vehículo por ella. Tras atravesar el puente, el camino que transitamos circula paralelo a la autovía y se va elevando poco a poco tal cual el falso llano que es, y que a los que odiamos empezar así se nos hace bastante duro y a los que van sobrados les invita a tirar y tirar hasta dejarnos a los más retrasados a más de 500 metros de distancia.
Tras unos pocos kilómetros por éste camino, nos desviamos a la derecha para disfrutar una pequeña bajadita hacia lo que nuestro guía ayer (Rubén – Karpov), llamó “el secarral del Velilla”, y es que no ver un solo árbol en todo el llano, hace pensar cómo debe ser ese lugar en pleno mes de Julio y Agosto. De todas formas la temperatura el domingo era fresca, muy fresca, lo que contribuía a que el suelo estuviera totalmente congelado. Y no es que hubiera indicios de barro, pero esta temperatura tan baja desmontaba toda posibilidad de que nos encontráramos barro en el camino, ¡¡y menos mal!!, porque este terreno mojado debe ser un auténtico suplicio: barro botijero en toda la regla.
Así pues, por el camino que atravesaba el “secarral velillense”, circulamos unos cuantos cientos de metros antes de tomar un desvío a la derecha que iniciaba una nueva subida que aunque con un desnivel prácticamente inapreciable, es de esas que no te das cuenta, vas más rápido de lo que puedes mantener, y en un rato acabas fundido de verdad.
El camino en cuestión desemboca en la carretera M-217 que atraviesa el pueblo de Loeches. Una vez en la carretera, tuvimos de nuevo que detenernos: la rueda trasera del tractor de Karpov (y no es de color amarillo), perdía aire. Afortunadamente el tubeless hizo correctamente su trabajo y tras darle un poco de aire pudimos continuar nuestra marcha no sin antes indicarle a un camionero un tanto despistado (portugués para más señas), donde se encontraba el polígono industrial.
A estas alturas de la mañana el sol, afortunadamente, empezaba a calentar tímidamente, y con él también empezaban a calentarse los chascarrillos manchegos que nos amenizan cada jornada. Y es que llevar a Rubén en las rutas y además de guía, es garantía de al menos no aburrirse..¡¡qué crack eres jodío!!.
Así pues, circulando por la carretera y atravesando la localidad de Loeches, llegamos al punto en el que emprendíamos la marcha hacia nuestro segundo objetivo del día: subir la cuesta de las cadenas también conocido con el sobrenombre de Torres Duro o Mortirolo del Este. Yo distinguiría en la subida (tal y como nos dijo Rubén) dos partes bien diferenciadas: una primera bastante tendida, con un desnivel muy asequible, y una segunda que va, poco a poco endureciéndose hasta acabar con una rampa al 14% que hace que si no te has dosificado lo suficiente, puedas sufrir más de lo normal. Yo, por mi parte, me lo tomé con muchísima tranquilidad, y junto con Javi, fuimos cerrando el grupo y viendo como muchos bikers de otros grupos nos adelantaban sin remisión. Llegar a lo alto del cerro y ver allí a todos los compañeros con cara sonriente y todos preguntando qué tal vas, es una satisfacción fuera de lo común. Y mira que a veces los retrasados somos lentos y hacemos esperar, pero jamás he visto una cara de desagrado, cosa que desde aquí os agradezco infinito y que es una de las cosas por las que me gusta ir con vosotros a cualquier ruta sea de la dureza que sea.
En fin, que una vez subido el Mortirolo, nos disponíamos a cumplir el siguiente objetivo del día: bajar una trialera que sin solución de continuidad nos dejaba en la parte baja de una segunda trialera, esta vez de subida que nos llevaría hasta el mirador.
La primera trialera de bajada se me hizo bastante corta. No es una bajada técnica, simplemente requiere un cierto cuidado con un par de roderas de bastante profundidad y con las piedras sueltas del tamaño de un puño que están desperdigadas por toda la extensión de la bajada. El caso es que con tiento, cuidado y buen ojo, todos acabamos bajándola sin más consecuencias. Unos se divirtieron más que otros, y los más pedroleros estoy seguro que pensaron que la trialera no debería siquiera tener tal nombre; pero a mi personalmente me pareció muy divertida.
Tras la trialera de bajada, la trialera de subida. Ésta sí ya fue otro cantar. Una trialera técnica, con rampas, cambios de dirección, matorrales, piedras y alguna que otra raíz y en ciertos tramos bastante inclinación. No sé cómo subieron los que iban delante, pero sí vi como subíamos los que íbamos detrás: algunos se la patearon prácticamente en su totalidad, otros aprovechaban las partes lisas y más llanas para pasar sobre la bici, y otros, como yo, pusimos el pié en tierra en un par de ocasiones e hicimos “empujabike” en tan sólo una decena de metros. Supongo que los de adelante, más potentes y técnicos se la subieron totalmente porque difícil, lo que es difícil no lo vi yo. Supongo que conociéndola se puede subir perfectamente llegando con bastantes fuerzas.  A mí, desde luego me pareció preciosa y me divirtió muchísimo.
Tras la reagrupación en lo alto del cerro, enfilamos en dirección al mirador. La verdad es que las vistas desde allí son muy chulas: toda la llanura hasta el Cerro de El Viso, el Gurugú, y más cerca, el pueblo de Torres de la Alameda y Loeches. Aprovechamos el descanso para comer algo y hacer la foto de grupo y siempre entre bromas, chistes y chascarrillos.
Una vez cumplido el objetivo del mirador, nos tocaba bajar por una nueva trialera que ya divisamos desde el mirador y volver a Mejorada vía Velilla por las Lagunas.
La bajada de la trialera o “trialeraca” como le gusta a Jesús llamarla es espectacular. Aunque tiene bastante pendiente, es fácil, aunque supongo que en otras épocas del año en que el terreno esté más seco o embarrado, puede llegar a ser bastante peligrosa. Desde mi punto de vista tiene también tres tramos. Uno inicial con una pendiente muy acusada pero bastante liso y sin roderas que permite llevar la dirección bastante estable. Un segundo tramo un poco más técnico con unas pocas piedras bien asentadas pero sin tanto desnivel, y un tercer tramo que corresponde simplemente a un talud de unos 20-25 metros con un desnivel muy aceptable pero que si dejas correr la bici te lo pasas pipa porque no tiene una salida difícil, sino todo lo contrario, termina en un camino donde coges bastante velocidad.
Desde este punto, ya sólo nos quedaba pistear hasta casi la entrada de Torres de la Alameda, y desde allí hasta Loeches. Todo ese tramo es bastante rompepiernas. Continuas bajadas y subidas y, como quieres hacerlas a toda velocidad, acaban fundiéndote, al menos a mí. De nuevo nos reagrupamos en la entrada de Loeches para que, juntos, acabáramos de cerrar el bucle más pequeño de la ruta y termináramos por callejear por la localidad hacia nuestro siguiente destino: salir de Loeches hacia Velilla de San Antonio.
Desde la salida de Loeches hasta Velilla el camino es totalmente de bajada. No tiene una pendiente acusada, pero si para poner plato grande y piñón pequeño para alcanzar con facilidad los 30-33 km/h sin apenas esfuerzo. Así, a toda velocidad llegamos a la altura de la depuradora de Velilla. La zona que viene a continuación me recuerda a mis principios con la bici: ¡¡la de veces que habré rodeado yo las lagunas de Velilla en aquellos días!!. El caso es que ayer tampoco nos paramos demasiado tiempo a contemplarlas. Las ganas de llegar, lo llano del terreno y la buena conversación nos tenían más centrados que las lagunas o el río en sí.
A mitad del camino de las lagunas nos dejó nuestro guía Rubén, tal y como dice RaFaRu, “El José Mota de Velilla”, momento en que aprovechamos para llamar a nuestro maestro Marek para decirle que en breve estaríamos en el punto de llegada.
En menos de media hora, y tras acabar por las pistas de los sembrados de Mejorada y atravesando la localidad, llegamos finalmente a nuestro punto de final. Allí, junto con Javi-Marek, estaba también Javi Villalba.
Los compañeros se fueron despidiendo, y los que pudimos, ocho en total, nos quedamos a disfrutar de un par de rondas de cervecita en el bar “La Parada”. Allí pudimos degustar un par de mini racioncictas de “langostino de tierra” (RaFaRu dixit) para cerrar el agujero en el estómago que ya iba dejando el hambre.
Así pues, y de nuevo, una magnífica mañana que empezó fría, casi helada, y que el sol se encargó de ir arreglando. Bueno, el sol y lo divertido de la ruta en una zona muy poco explorada por la mayoría y que estoy seguro que no nos dejó indiferente a ninguno.
                                                                            Fotos de Jesus 
                                                                          Fotos de RaFaRu
                                                                           Fotos de Ruben
                                                                          Fotos de JuanCar

2 comentarios:

Diabolik dijo...

Es cierto no merece llamarla trialera, sendero de bajada lo mas que se le puede otorgar jajajajaja

Marek dijo...

Todo es segun el color del cristal con que se mira, que nos conocemos.

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